jueves, 4 de febrero de 2010

MÁS ALLÁ DE LAS IMÁGENES: EL SONIDO 2

Por Karl Hammond y Alex Moog

Se dice a voz de cuello que: “una imagen vale más que mil palabras”. Ahora pregúntate en voz baja: ¿Cuánto vale una imagen acompañada del sonido?
Pero como ya lo hemos dicho: Primero lo primero. La historia de los instrumentos electrónicos en el cine pasa del theremin a otro instrumento similar pero bastante más complejo que generaba un sonido similar. Con él se compone la primer pieza musical específicamente creada para una película. Estamos hablando de las “Ondas Martenot”, creado en 1928 por Maurice Martenot.
Este instrumento, posee una gama de sonidos - que, aunque similares - mucho más amplia que el thereminovox. Con el mismo tipo de ingeniería, pero con una amplitud mayor en las escalas. Es capaz de crear más de un sonido a la vez y modificarlos en mayor medida, mientras el theremin, solo muestra dos variantes: la de sonido y la de volumen.
El primer uso relevante de este instrumento, lo encontramos en 1934, cuando Arthur Honegger compone una pieza musical para la película francesa de animación “La Idea” (L’Idée, 1932) de Berthold Bartosch, que se considera el primer soundtrack totalmente electrónico, y donde las Ondas Martenot son fundamentales.
Es un corto de aproximadamente 25 minutos de duración. Profunda y emotiva reflexión, maneja una interesantísima metáfora sobre las ideas y su recepción por los hombres. La película puede encontrarse en internet en http://www.dailymotion.com/video/xevud_lidee-1932. Checa tanto el corto, como la sonorización, son sumamente interesantes y ayudan a comprender, a fondo, los inicios del cine sonoro.

Catorce años después, en 1948, mediante el Ondas Martenot, Brian Easdale compone la música para el ballet “Los Zapatos Rojos”, que sería llevada a la pantalla grande por Michael Powell y Emeric Pressburger (Red Shoes, 1948), ganando Easdale el Oscar por la mejor música. Una vez más, los instrumentos electrónicos marcaban la diferencia en la Academia.
A partir de aquí, el protagonismo del Ondas Martenot se diluye, pero sigue siendo utilizado para crear música ambiental y complementar las composiciones para filmes de todo tipo. Al igual que el Theremín, las Ondas Martenot se usaron con mucha frecuencia tanto en cine como en Televisión en los géneros de Terror y Ciencia Ficción, durante la década de los 50’s y años posteriores: La miniserie Jesus de Nazareth (1977), o la famosa película Ghostbusters (1984)
Mas allá de su uso en el cine, este instrumento fue muy bien acogido por compositores clásicos como Olivier Messiaen (Fête des belles eaux, 1937), Darius Milhaud (“La création du monde, ballet con tendencias al jazz y un inusual solo de saxofón) y Maurice Jarre (“Mad Max III” y “Lawrence of Arabia”), entre otros por las amplias posibilidades sonoras que brindaba.
Dentro del género del rock, ha sido empleado en grabaciones de diversos artistas. Frank Zappa, de quien no puede extrañarnos ningún tipo de experimentación, Bryan Ferry, lo utilizó en 1999, en el album As Time Goes By, y Joe Jackson lo devolvió al cine en el soundtrack que realizó para la pelicula Tucker: The Man and His Dream de 1988. Las posibilidades y aún la actualidad del instrumento, se muestran actualmente con el especialista – llamado específicamente “ondista” – Thomas Bloch quien constantemente sale de gira con artistas como Tom Waits, Marianne Faithfull y Damon Albarn. Encontramos otro ejemplo en Jonny Greenwood, guitarrista del grupo Radiohead, quien, sin ayuda de un experto en el instrumento, ha utilizado tanto el Ondas Martinot como el Theremin para los arreglos en las grabaciones, como soporte de sus solos de guitarra desde el disco Kid A. Incluso en la canción "How to Disappear Completely” utiliza el sonido de 6 Ondas Martinot combinadas.
No menos importante fue el Tratorium, creación del ingeniero Freidrich Adolf Trautwein y perfeccionado por Oskar Sala, famoso por ser utilizado en “Los Pájaros” de Alfred Hitchcock (The Birds, 1963). La película no cuenta con un Score, sólo con los sonidos creados con Mixtrautonium, interpretados por el mismo Sala.
El funcionamiento del Tratonium original es similar al Ondas Martenot, pero al igual que este superó al theremin. El tratonium es más complejo y amplía las posibilidades sónicas. Cuenta con un tablero y con un cable de resistencia atado a un riel de metal que tiene una escala cromática acoplada a un tubo de neón que funciona como oscilador. El ejecutante, presiona el cable contra el riel y completa el circuito mientras el oscilador amplifica el sonido por medio de una bocina. La posición del dedo en el cable determina la resistencia controlando la frecuencia y la velocidad del oscilador. El volumen se controla con un pedal que se maneja al pie.
El Tratonium posee un rango de tres octavas que pueden ser transpuestas por un switch. Una serie de circuitos ubicados en el tablero, pueden sumarse al control del timbre amplificando solo las armonías de la nota principal, ninguna parcial. Este instrumento produce una gama de tonos electrónicos muy diferentes a los que podían crearse mediante los instrumentos de válvula utilizados en las décadas de 1920 y 1930.
El cambio producido por estos instrumentos en la forma de concebir y hacer cine es de suma importancia. ¿Por qué? Porque sentaron los precedentes para la musicalización y ambientación actuales. Estos avances tecnológicos son la base de la creación actual de sonidos y efectos por computadora. Por obvias razones, no entraremos en detalles respecto a los efectos visuales sino que nos centraremos en lo sonoro. ¿Acaso puede concebirse el asesinato que comete Norman Bates en la bañera sin el clásico sonido de fondo? ¿O es que toda una generación jugamos a disparar con laser emulando el sonido “starwars” por pura coincidencia?
Una vez establecidos los principios de lo análogo, la próxima entrega abordaremos la digitalización de los sonidos, la creación de efectos por computadora, el uso de sintetizadores más complejos y la musicalización electrónica de lleno en el cine.
Por lo pronto, quédate con las preguntas anteriores y la imagen de Alfred Hitchcock al pie de un Mixatratonium, mientras una parvada atraviesa tu ventana y musicaliza…

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